Acabo de leer el fotolog de mi hijo más chico¡Cuánta sabiduría se necesita para saber que la constante está allí, en las cosas sencillas de la vida, al alcance de la mano!
Si pudiera retomar el impacto de lo que a diario vivo, si pudiera tener tiempo como para procesarlo, hoy estaría escribiendo sobre un "lapsus". El lapsus no fue mio.Una mujer gorda y de pelo rojo me dijo :-"Quiero hablar con vos".
Yo no sabía quien era ni porque querría hablar conmigo. Estábamos en el Ministerio.
Bueno. Y hablamos. Es una Supervisora con fama de bruja y no pudo disismular por mucho tiempo de que está relmente molesta conmigo.Se siente vigilada. Me estoy metiendo con una de sus protegidas y no le gusta que no le tenga miedo y encima ayude a que las compañeras tampoco se lo tengan.
Pero cuando estaba hablándome me dijo "Elvira".
-¿Elvira?-pregunté-¿Usted conoce a mi sobrina?
No sé que contestó exactamente pero mi sobrina no la conoce a ella.
El tema es que en la novela familiar en la que por muchos años fui "Elenita", a veces también era "Elvirita" o a mi sobrina le tocaba ser "Elenita".Y esa confusión la tenían mis padres y mi hermano y en la ausencia de todos elos .cada una de nosotras tuvo por fuerza que recuperar su propio nombre en versión adulta. Y sin embargo algo de ese "inconciente "familiar se jugó con esta Persona Gorda y de pelos antiestéticos, mechados de colorado como los de una película de una loca que vi hace unos días, interrogándome como si yo fuera una niña y ella una señora.
El inconsciente tiene sin duda muchas vueltas.
Una de ellas me lleva al eterno retorno.
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