Saturday, July 16, 2011

leyendas...

el hecho de cómo llegué a vivir 11 años en el FONAVI de Grandoli, merecería por si mismo varias páginas.Algo escribí en cuentos y la nivola que nunca podrá publicarse.
pero los últimos sucesos, también tienen su cuota novelezca: alguien vestido de policía y el cerrajero Claudio,del barrio, (así todos lo vieron e identificaron)dijereon tener una orden judicial,razón por la cual en principio los vecinos lo dejaron pasar...empezaron a dudar cuando el vestido de policía o polícia, dijo que la dueña estaba muerta, o sea ,yo, estaba muerta.Eso resultó sorprendente para los vecinos porque como bien se ve yo no estoy muerta aún, y yo había sido vista un par de días antes en el Barrio. Así fue como se les dió por llamrme por teléfono, por simple curiosidad sobre mi destino y tuvieron una prueba fehaciente de que yo estaba viva y que el poli o vestido de poli estaba entrando a mi casa con el cerrajero Claudio, del Barrio.
Cuando llegué ambos se habían ido. No había fajas de seguridad ni resquicio legal y yo tenía las cerraduras cambiadas y no podía entrar a mi casa. Para poder entrar a mi casa tuve que buscar a otro cerrajero, no a Claudio que no me quería abrir...después de todo bien podía ser yo una intrusa...tuve que hacer la denuncia y con la denuncia, el otro cerrajero me abrió la puerta de casa.
Ante la evidencia de haber sido brutalmente burlados, mis vecinos se encargaron de increpar al cerrajero Claudio. El cerrajero Claudio dijo que yo tengo como tres casas...el cerrajero Claudio sabe de mi bastante más que yo, pues de ser así, me gustaría saber dónde quedan y mudarme a alguna de ellas...
El cerrajero Claudio tiene, se ve, una inequívoca noción de la propiedad y los derechos a la distribución de la riqueza...que dadas las cosas, sin embargo, no me alegra pra nada.

Thursday, July 14, 2011

no sé por qué

a mi, en la distribución de vidas hubo de tocarme ésta, de la cual, aclaro, sin embargo, no tengo grandes quejas que hacer. Sólo que a veces hay demasiada intensidad toda junta en ella, demasiada como para poder siquiera saborearla.