El tipo me gustaba
A mi el tipo me gustaba. Por qué exactamente el tipo me gustaba, no sé.
Lo más lindo era la voz. Tenía una voz como para mearse cuando dijera “J’te amme”. Aunque a mi el tipo nunca me dijo “J’te amme”, ni “te amo”, ni “te quiero” y ni siquiera “te quiero coger”. Pero la voz la tenía lo mismo.
Era un gordito morrudito, petizón, con bastante naríz y ojos celestes. Lo de los ojos celestes, a otra le podría gustar mucho, no sé. Pero a mi ,los ojos celestes, bueno, a mi no me llaman la atención. Será que porque yo tengo ojos celestes, y mi mamá y mi papá, y mis tías, y mis tíos y mis hermanos y mis sobrinos, todos en mi familia tenemos, que yo me acuerde, ojos celestes. Así que a mi los ojos celestes, si bien a mi familia, bah, lo que queda de mi familia casi no la veo, a mí no me llaman la atención. Pero en conjunto, el tipo me gustaba.
El tipo hacía un trabajo de esos que te llaman por teléfono a cualquier hora, en los días más raros , por ejemplo las 22hs de un día sábado, y te dicen :”¿Fulana de tal? Hola, qué tal. Qué suerte encontrarte en casa. Hace tiempo que queríamos comunicarnos con vos. Te estamos llamando de ...para proponerte...” Bueno, y el tipo me llamó precisamente un sábado a las 22hs ,justo cuando sin ningún otro programa a la vista ni para los próximos diez años, me dirigía a meterte en la cama a ver la película de la tele, y el tipo con voz para mearte si te diría :”J´’te amme” me dice mi nombre y apellido, hola que tal, qué suerte encontrarte en casa, y yo ya estaba en condiciones de omitir que me llamaba desde...y estaba en un noventa y nueve por ciento decidida a aceptar lo que fuera.
El tipo me ofreció un servicio de telefonía internacional que francamente no tengo ninguna oportunidad de usar , pero la voz era tan linda, y modestamente, la mía no es tan fea, y empecé a hacer preguntas y a retocarme un poco el pelo-aunque esto el tipo no tenía como saberlo-y prolongué lo más que pude la conversación y cuando ya no sabía que decirle, le dije que lo iba a pensar, y que me llamara de nuevo. Y bueno, el tipo me volvió a llamar ¿podés creerme? justo el día en que yo cumplía 56 y estaban mi tía Ernestina ,el tío Joaquín y mi hermana Clara con mi sobrina Sarita que siempre son los que más veo y estábamos comiendo una torta de chocolate y tomando mate, y va que el tipo me llama.
Y me tuve que tragar la torta de un saque para decirle lo más tranquila que pude:”¡Ay, qué pena que ahora no puedo atenderte! Porque es mi cumpleaños,¿ sabés?”Y el tipo me dijo que no , que no sabía, que feliz cumpleaños, qué cuántos años cumplía, y yo qué a una mujer no se le pregunta la edad y que pitos y que flautas y que me llame otro día, así hablábamos lo del servicio internacional.
La cosa es que cuando me volvió a llamar a los tres días , yo me le mandé con que esas cosas de dinero hay que charlarlas personalmente, que no quería meterme en un gasto que después no pudiera afrontar, pero que de veras estaba interesada porque mi hermano Rodolfo, justamente, vivía en Canadá, y seguramente le iba a dar un alegrón si lo llamaba, tan lejos de todos, pobre, y él me dijo no sé que cosa de la empresa , que el trabajo es telefónico, y yo le dije, que bueno, que yo misma podía pasar por la empresa, y bueno, el tipo dudando un poco, pero me dijo que bueno. Y resulta que la empresa donde el tipo trabaja está bastante cerca de la casa donde yo vivo, y le pregunté en que hora trabajaba para caerle sobre el final, cuando tuviera que irse, cosa que el tipo para seguir charlando tuviera que salir conmigo a la calle.
Yo desde que el Cacho se fue con esa colorada atorranta, nada. Yo al Cacho lo banqué lindo. Primero la mujer, después, cuando se separó de la mujer, la negrita esa de la pieza de atrás, que ojito ojito, se lo bajó una tarde que yo le fui a llevar un vestido a una clienta, y después la Colorada atorranta que terminó llevándoselo. Que lo disfrute, que vamos a ver como se las arregla cuando al Cacho le agarra las depre, la tristeza, que siempre te dice que no sabe por qué es, y el asunto es que se le dio por otra y no sabe como hacer para rajarse, si lo sabré yo, que así estuvimos como ocho años, que va, que viene... Bueno. Problema de ella. Pero yo desde el Cacho, nada. Y eso ya hace como cinco años. Y ahora yo no tengo con quién salir. Cuando lo de Roberto, yo salía con la Nelly. Ibamos al “Club Santiagueño” y ahí siempre algo eganchábamos. Pero la Nelly se ligó un viejito con plata y buenas noches Bariloche. A veces me llama por teléfono, pero salir juntas, no salimos más. Ella sale, pero a mí invitarme, no me invita nunca. Tendrá miedo que le sople el viejito. Qué sé yo. Pero uno será lo qué será pero eso a una amiga yo no se lo hago. Además ese viejito a mí no me gusta ni con plata.
Cuando el Roberto vivía yo estaba bien. El Roberto me tenía como una reina. Yo tenía departamento, todo, y con lo que yo hacía, él no se metía. Pero bueno, Roberto se murió y los hijos me sacaron poco menos que a patadas de la casa, y yo vine a parar aquí. No me quejo. La pieza es linda y yo con la costura me la rebusco. Pero ni siquiera de casa al trabajo y del trabajo a casa porque trabajo en mi casa. Así que un hombre, lo que se dice ver, ver más o menos de cerca, no veo nunca . Los hombres que vienen a la modista para buscar el vestido que la mujer se hizo no son de meterse con otra.
Así que hombres, más que el carnicero o el verdulero o los que pasan por la calle, o el del quiosco de diarios no veo. El del quiosco está rebueno pero a las mujeres de mi edad se las hace corta, y eso que yo con el yoga , la bicicleta fija, las caminatas de los domingos, el té de kombucha y todos los productos que tiene Avón para ser siempre joven estoy bastante bien, pero igual. Hombres no veo y el mocoso no me pasa artículo. Y eso que tampoco tan mocoso que digamos, no es. Tendrá unos treinta y pico. Pero igual. Le gustan las de veinte. Ya me di cuenta. Las mira que las hace pomada. A mí ni bola.
Bueno. Pero con el de la voz, yo dije: “Es la mía”. Porque a la vida hay que darle oportunidad. Dejé pasar un par de días cosa que el tipo tuviera que esperar un poco, preguntarse. Me arreglé bien pero como para que no se me notara y me fui para la empresa.
Con semejante voz, la verdad, me lo imaginaba distinto. Pero bueno. Un Adonis no era. Repulsivo, tampoco. Lo demás me salió bastante bien. Tuvo que salir conmigo y me las arreglé para llevarlo a la pieza.
En conjunto, bien visto tenía esas cosas que a las mujeres siempre nos molestan si el tipo es propio y nos gustan cuando los tipos no son nuestros. Nos da ternura., como si los tipos estarían descuidados, solos, esperándonos. Digo. Esas cosas, una mancha en el pullover, un botón flojo, el pelo despeinado, o la barba un poco crecida.
Bueno el tipo en mi casa, se tomó una pava entera de mate y se comió como media docena de bollitos de anís que siempre me salen crocantitos, dorados. Y de la telefonía internacional mucho que digamos no hablamos aunque bien de qué hablamos, no podría decirlo. Podés no creerme, pero la verdad es que no me acuerdo de qué hablamos. Ni esa vez, ni otras que el tipo empezó a venir ,cosa como que le quedaba de paso, sin demasiados pretextos, sin demasiadas referencias a la telefonía internacional, sin que pudiera enterarme casi nada de nada de la vida del tipo ni qué quería . Pasaba casi siempre los miércoles, como a las 19, que es la hora que yo ya dejo de coser, y se quedaba como una hora, hora y media. Siempre se tomaba una pava de mate y se comía todos los bollitos que estuvieran a mano, y hablábamos, ya te digo, no podría decirte de qué, pero nada. Nada de “J’te amme” ni “yo te amo” ni “te quiero”, y como te dije, ni siquiera “te quiero coger ”. Así como cinco meses. Nada. Yo al principio le tiraba fichas, que dan tal película, que yo antes bailaba en el Centro Santiagueño, que qué suerte que se acerca el sábado, pero el tipo nada. Así que yo, por las dudas, más que arreglarme un poco todos los miércoles ,cambiar las sábanas , y hacer los bollitos de anís, otra , no tenía. Y va que cuando volvía de caminar por el parque como todos los domingos, el domingo a la mañana después de las treinta cuadras , me lo cruzo al Flaco Y el Flaco que no tiene voz de “J’te amme”, y que no creo que en su vida le haya dicho a nadie “Yo te amo” y si le dijo :”Yo te quiero” debe haber sido como Sacristán en las películas , con esa voz y en esos casos que te anuncian que si el tipo te quiere, tu vida será una tortura, pese a lo cual, claro, me gustaría verme en el caso en que Sacristán me anuncie que mi vida será una tortura. Bueno. Pero el Flaco, me vio, me encaró y me dijo : “Hola, buen día. Qué lindo que está para coger”, y yo evalué rápidamente la situación porque la cosa venía de ahora o nunca Primero, el Flaco no me dijo “qué linda qué estás para coger” si no “qué lindo qué está para coger”, pero después de todo a mí el Flaco todavía no me conocía, y la verdad, el día estaba lindo para coger, así que hice una rápida recorrida visual por el Flaco , aspecto general, manchas en el pullover, largo del pelo, estado de embriaguez –los borrachos, eso sí que no me gustan- posibilidades de que a otra mina le gustara y más que le sonreí le tiré una carcajada porque a la vida hay que saber aprovecharla. La cosa es que terminamos comiendo spaguettis en el boliche del parque y tomando como cinco pavas de mate en mi pieza y cogiendo hasta las siete de la mañana con tantas ganas que qué el Flaco me dijera “qué lindo qué está para coger” y no “qué linda que estás para coger” , no resultó un dato de importancia a la hora de los hechos en que quedaron demostrados dos cosas: el Flaco, coger sabía, y otra mujer,al menos por ahora, no había porque se quedó conmigo del mediodía del domingo a la mañana del otro día . A las 7 el Flaco me dijo que se tenía que irse a laburar y si iba a volver o no, yo no se lo pregunté ni él me lo dijo. Pero igual, cuando el Flaco se fue lo primero que hice fue llamar al tipo por teléfono y decirle que no viniera nunca más y que francamente la telefonía internacional me tiene muy sin cuidado, que con mi hermano de Canadá hace exactamente cuarenta años que no me hablo y no veo ningún motivo como para hacerlo ahora, y que por mi se podía ir bien a la mierda y que por quién me había tomado. Y el tipo balbuceó un poco , como que quiso preguntar algo, pero yo no le di calce porque yo con el tipo ese nada, .así que punto y aparte. Que bancármelo , me lo banqué bastante. Fijate que ni siquiera puedo acordarme de qué hablábamos durante seis meses cuando tomábamos mate y comíamos los bollitos de anís crocantitos, dorados que yo siempre tenía preparado los miércoles, para cuando él viniera.
1-5-01
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