en eso era como la mayoría de las personas que teneiendo todas las condiciones, no llegan a genios:las mejores ideas se le ocurrían o cuando ya se le habían ocurrido a otros o cuando no podía registarlas(o sea mientras soñaba) y terminaba por olvidarlas apenas abría los ojos. De modo que la gloria que nunca llegaba ocupaba apenas unos segundos de la inmortalidad con el agravante de que nadie se enteraba de ello excepto si misma con su nueva frustración a cuestas.
Así fue con lo de Chejov. Era efectivamente una buena idea ubicar a Chejov en la actualidad y en la Argentina y aventurar su tránsito. Sólo que la idea no era de ella sino de un libro a $3 en una mesa de saldos de un autor que supo tener alguna fama. Visto desde los $3, la cosa tal vez no era tan grave.¿Tanta fama para terminar en una mesa de saldos a $3?¿Qué diferencia sustancial había entre $3 y nada, la mesa de la cocina y la de saldos?Buscó su nombre en internet:existía para el ciber espacio. Buscó el nombre de personas mucho más inteligentes que ella. No estaban.Figuraban como jugadores de futball, accionistas, escritores de libros de cocina y cosas que de ningún modo eran...Recordó lejanamente una velada en "Amigos del arte" para autores jóvenes. Estaba su padre, afiebrado, enfermo, pero que de ningún modo eludiría allí su presencia, en el momento que a ella le tocaba la lectura.Tuvo aplausos en sitios como ese.Tenía aplausos en discursos encendidos.Tenía aplausos en alocuciones que ya no le llevaban más esfuerzo que el que ponía en lavarse los dientes.Tenía la mirada aprobatoria y la mirada reprobante que la confirmaba.Lo que había perdido era la oportunidad de estar en una mesa de saldos a $3.De eso sí que no había regreso.Envejecer era inevitable.
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