Aprendiendo de lo realizado: La lucha de los portuarios
Ahora que efectivamente después de tanto hablar, aún con todas las dificultades y los aprendizajes que nos falta hacer, los docentes hemos empezado a construir el Fondo de Huelga , nos pareció importante rescatar otras experiencias en este sentido.
Charlamos con Pablo, estibador ,y su compañera, Susana, a quienes tuvimos la suerte de conocer en los piquetes frente al Puerto de Rosario, allá por el 99, durante los 6 meses que duró el conflicto.
Fuimos muchos compañeros los que nos acercamos en su momento a las cuatro carpas que se habían levantado frente a las entradas al Puerto para “bancar” el aguante.
Los compañeros nos esperaban siempre con el mate caliente y nos agradecían de que nos acercáramos. Las necesidades y las urgencias tuvimos que suponerlas
Seguramente porque como nos cuenta Pablo, pedir una moneda, tener que depender de esa moneda para el que siempre se ganó la vida trabajando, era muy duro. “Quitarte el trabajo es quitarte la dignidad de lo que sos”.
Los alimentos , las alcancías, sirvieron como ellos dicen “para sobrevivir”.
Con el tiempo todos comprendimos que la solidaridad que rodeó al conflicto fue vital para el desenlace favorable.
-No todos los compañeros tiran igual-reflexiona Pablo. –Yo iba al piquete siempre porque me parecía que si no iba le quitaba fuerza a los otros.
Desde esa experiencia Pablo nos dice: ustedes los maestros que están en lucha siempre, tienen que buscar el apoyo del pueblo. La lucha solo no se gana. El apoyo es importante hasta psicológicamente.
Ustedes tendrían que ir preparándose, poner por ejemplo $! por mes cada uno para cuando haya huelga, y no los puedan correr con los descuentos.
Ambos opinan sobre nuestra peña, sobre como calculamos ,si privilegiamos la cantidad de gente que iba a ir o los precios, y nos dicen también que si se lo hubiésemos pedido, ellos se hubiesen anotado para trabajar.
-Yo creo- sigue Pablo- que un gremio cuando lucha solo se viene abajo, y que hay que buscar siempre el apoyo de afuera. Que eso te sostiene económicamente, pero sobre todo moralmente. Cuando empezamos a ver que otros compañeros que no eran portuarios se acercaban, eso mismo nos daba fuerza y nos obligaba a seguir.
Nosotros estamos acostumbrados a una vida muy dura. La mayoría de los compañeros son eventuales, algunas veces tienen trabajo y otras no. Todo tiene que ver con todo y tal vez por eso mismo pudimos aguantar tanto. Pero eso sentó un precedente y hay que aprender y poder llegar a ser como el mimbre, que se dobla, pero que no se quiebra y es más importante que que uno solo haga un muro, que cada uno venga y ponga su granito y todos juntos en la unidad en la lucha hagamos el muro, y que el que tenga ideas que no se las guarde, que las exprese, que las comparta con sus compañeros.
Susana fue un puntal fuerte de la carpa de Cerrito, la carpa de las mujeres que tuvieron un rol tan importante defendiendo el trabajo de sus compañeros, sus padres o sus hijos.
Susana es de hablar poco-y de hacer mucho-.
Pablo dice: La lucha te enseña cosas de vos que ni vos mismo...¿cómo decirte?- y Susana lo ayuda a terminar la frase y asiente- cosas que ni sabías que tenías metidas en tu corazón.
Pablo insiste en que él no sabe encontrar bien las palabras para decir, que no terminó ni la primaria, que a él le falta estudio y yo me voy pensando en que en todas las escuelas, los maestros y los chicos tendríamos que estar aprendiendo lo del muro, para ayudar a que un día tengamos un mundo lleno de gente como Pablo y Susana.
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