Sostengo que la sociedad se ha infantilizado. Eso, como que otra gente también dice, de que la adolescencia se ha alargado, que los adultos prolongan sus hábitos juveniles y que se suele expresar entre esta ausencia de barreras entre niños y adultos , fatal a la hora de hablar de niños y adultos que se encuentran en las instituciones educativas y donde resulta difícil saber quien es quien. -“Él empezó primero”-puede ser el alegato con que un adulto esgrima su defensa ante el resultado de hechos que sin dudas se han extendido bastante más allá de los límites donde se expresan los conflictos.
Niños que busquen provocativamente el encuadre que aniñados adultos son incapaces de ofrecerles, es cosa de todos los días… Pero en realidad recaí , sin quererlo, en las escuelas, tal vez por eso que solemos decir entre los compañeros, porque estuvimos en ellas de niños, y nosotros tampoco, fuimos después adultos capaces de irnos de ellas. La escuela no era mi intención a la hora de esbozar estas notas.
La preocupación era más macro: Vivimos en una sociedad infantilizada. Vivimos en una sociedad donde niños, adolescentes y adultos, postergan sus letargos y se declaran “demandantes” , “no sapientes”, incapaces de asumir por si mismos aunque más no sea ni más ni menos que su propia existencia. Vivimos en una sociedad de –para robar una expresión que escuché de mi médico- “bancarios” y” bancados”, donde curiosamente las filas de los “bancados” son extraordinariamente gruesas.
-¿Cómo estás?
-Nada, bien, no sé.-son los términos antitéticos de una sola respuesta. Gente que “nada”, que “no sé”.
Sociedad que “nada” , que “no sé”, que no sabe , que no proyecta sobre un mundo donde el espacio para proyectar es a la vez ancho y ajeno, inmenso y privado, negado y habilitante.
Escuché una tesis interesante a pesar de lo engañoso de su sentido en estos días: En el mundo actual no hay Estados , no hay fronteras , no hay límites, todo es horizontalidad democrática, por eso, tampoco hay rebeldía, porque para que haya rebeldía es necesario otro al que oponerse.
Digo: Para mí , omnipresencia eterna del Estado, y pregúntenle a las infinitas víctimas de la xenofobia si hay o no murallas, y vamos que la desigualdad de clases, cada vez más lacerante, poco tiene que ver con la “horizontalidad” democrática(que valga aclarar, tampoco son sinónimos). Pero con todo, me detengo en una idea a la que le daría otras vueltas: Se crece “contra” otro. La rebeldía nos constituye diferentes… Pero no hay rebeldía posible contra un otro indiferenciado. Contra un otro no otro, o mejor dicho, no uno, no claramente identificado, no cierto, no absoluto, no muñido aunque sea de la certeza de un error que se esgrima como verdadero.
Y entonces reditúo: Hay otro sujeto producto de otros paradigmas. Hay otra subjetividad producto de otra materialidad y hay otra materialidad a partir de que el mundo es “uno” y no ya “bi” polar. No hay síntesis base de una nueva tesis en un mundo unívocamente constituyente. Y “si es lo que hay”, como se dice por ahí, y lo que “hubiera” tendría el por venir del ser todo creado(toda creación), sin duda que abrumante, que poco alentador un viaje a ningún lugar que es ninguno-porque aún no existe- para esta época de resignaciones sin futuro…
- Yo cuando sea grande voy a ser…¿qué?
Un interrogante grande como un agujero de ozono, una tensión insoportable para los que pese a todo están obligados a crecer, desarrollarse, reproducirse y morir. O sea, completar el infatigable ciclo biológico de la vida sin que importe ni más ni menos de su calidad.
Por delante, un futuro que llegará inexorable y desapasionadamente.
Me pregunto de nuevo por las dudas ¿No hay rebeldía? Replanteo la pregunta ¿Lo que prima es la resignación social? ¿No hay resistencias?
Respondo: Hay un indudable malestar, que a veces se expresa en formas colectivas de lucha, generalmente tercos gestos de dignidad ante la injusticia. Hay “revueltas”, (no en el sentido declauneano)estallidos de furia dirigidos esencialmente hacia los efectos y no a las causas de los malestares, como la quema de los trenes urbanos por las deficiencias de servicios…
Hay una sociedad infantilizada que estalla y una burguesía descompuesta que se recicla sin oponentes que desafíen su inteligencia…
Hay un futuro (lo hay ,seguramente) esperándonos en algún lugar en algún sitio que puede resultar tan gris como el hoy…
Hay(también habemos) una micro especie de apostadores históricos, memorables y memoriosos, deseantes que “caminando andamos”, sin embargo, ajenos del grito.
..."La revolución no es un momento de derrocamiento de un poder por otro;es un largo movimiento de desprendimiento del poder.Nada nos garantiza el triunfo;nada puede convencernos racionalmente tampoco de que el fracaso es fatal.pero la alternativa es clara:socialismo o barbarie...
-Finalmente, como Pascal,usted hace una apuesta.
-Sí, con la diferencia que apuesto por el hombre,no por Dios.Pero,en efecto,o bien el hombre se hunde-y entonces todo lo que podrá decir es que durante los veinte mil años en los que hubo hombres,algunos intentaron crear al hombre y fracasaron-o bien esa revolución triunfa y crea al hombre realizando la libertad.Nada es menos seguro.El socialismo no es una certeza,es la libertad que se toma a sí misma como fin."-( Jean Paul Sartre- Autorretrato a los setenta años-Conversaciones sobre mí mismo. Posteado por China,para la Cátedra experimental.)
Y bien, o el hombre se hunde, la humanidad se hunde, o la revolución triunfa.
Ni más ni menos.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment