en el propio centro de mi cara.Como un sopapo.Como una trompada. Esta vez hizo centro,esta vez sí. Como me lo dijo esta vez,esta vez,sí. Entonces me acordé del Ñato. Y me seguí acordando todos los días que le siguieron, y me sigo acordando. Aunque esto es una manera de decir,porque en realidad yo del Ñato no me olvido nunca. Nunca,absolutamente nunca me lo puedo olvidar. Será porque me quedaron tantas cosas para decirle. Será porque la última vez que lo vi fue apenas,brevísimo, de paso, estando los dos de fugitivos. Será, que aunque el encuentro no hubiese sido así, de todos modos, nada admitiría de que yo pudiera decirle al Ñato absolutamente nada de todo lo que me quedó por decirle. Será, porque aunque pueda suponerlo(y el terreno de las suposiciones siempre es extenso)pienso de que al Ñato también le quedaron tantas cosas para decirme, de esas que no hubiese podido decirme nunca.Pero eso ya no habrá ninguna posibilidad de saberlo porque él ya no está, y no está aunque yo no pueda olvidarme de él.
Pero cuando él pibe-mi pibe-me lo dijo como me lo dijo, sin gritos,sin estridencias, sin portazos,sin ninguna de las tantas formas que eligió siempre para decirmelo, o con las que intentó decirme,o con las que pensó que me lo decía, acusándome una y otra vez de lo que nunca consiguió hacerme sentir culpable, porque no,porque las cosas fueron así por tantos motivos,porque es tan dificil de explicar y tan dificil de entender todos los motivos que se cruzan para que las cosas sean así, como fueron y no de otro modo, aún así, el Ñato se me vino de pronto, y me vi en el tiempo, atrás, muy lejos, en lo que sí me dijo, en lo que sí no puedo olvidar que me dijo: "Vos a tu hijo de 7 años lo tratás como si tuviera 18". Eso me dijo el Ñato cuando mi hijo tenía 7 años. Eso me dijo el Ñato que tenía dos hijos a los que había dejado de querer y de ver porque se hicieron sionistas. Eso me dijo el Ñato que me enseñó que no es obligación querer a los propios hijos si se daba de que los propios hijos nos hubieran salido unos hijos de puta. Porque el Ñato me dijo que eso de que fueran "sangre"de uno no le sumaba nada. Que también estaban los hijos de los otros, otras personas para querer tanto como uno puede querer a los propios hijos. Y además él practicaba eso: Quería a los hijos de otro tanto como se supone que todos queremos a nuestros propios hijos. Y bueno.Y yo me acuerdo perfectamente lo que le contesté. Le contesté que yo preparaba a mi hijo para cuando yo no estuviera. Que yo quería que pudiera vivir sin mí, que nosotros- como todos,pero más que todos, a qué mentirnos-,en algún reloj tenemos nuestra hora marcada.
Y que ni yo-ni él-sabíamos a que hora sería nuestra hora ni cuanto faltaba. Y yo pensaba eso de veras. Y en términos generales, sigo pensando que pensar así era correcto . Y tardé mucho en darme cuenta de que los efectos que uno busca , suelen resultar exactamente al revés de lo que uno cree que es lo mejor. Y en eso me explico a veces ese retardo, esa pereza que siento que tiene mi hjio para crecer, esa especie de desquite, de desproporción, de inversión: si le tocó hacer de adulto de niño,de adulto toma revancha y prolonga una niñez que ya hace tiempo acabó.
Lo que sentí cuando me separé del papá de mi hijo, lo que sentí como mujer que le eligió ese papá para su hijo, lo que siento todavía por esa elección cada vez que mi hijo utiliza hasta las mismas "fackies" palabras que utilizaría su papá para referirse a las mismas cosas, lo que siento ante esa densidad insondable y ese desemparo irreparable y esa insatisfacción permanente , y esa antagonía constante entre el Ser y la Nada donde se moviliza y vive mi hijo... lo que siento por ese hijo,que es tan distinto(y acá no hay ninguna ponderación de cantidad,no es mayor ni menor, es una diferencia de sintonía)a lo que siento por mi otro hijo, esa marca a la plancha,esa angustia también mia para siempre ,ese insistir y buscar y empujar y querer transformar lo que sólo se transformará si él,mi hijo,llega a registrarlo, a desearlo, a resignificar lo que ya no se puede cambiar porque así fue. Mi hijo que le compra corbatas con los dibujos de Bugs Bunny al papá (y muchos,muchos regalos, como se les compra a los niños)y que en análisis cree que descubre que él siempre termina haciendo de padre de las personas que ama. Y yo que le digo:"Entonces a mi me debés odiar porque conmigo te portás siempre como si tuvieras 5 años"...
Y entonces es que me pega a pleno rostro con lo que él cree su verdad,lo que visto desde él, es su verdad: "A vos ya te hice de padre cuando tenía 10 años".¿A mí me hizo de padre cuando tenía 10 años? ¿Mi hijo me hizo de padre alguna vez?¿Mi hijo mayor, que ya es un adulto,me hizo de padre alguna vez?¿Mi hijo mayor, que cuando era chico rompía sus dibujos que a mí no me gustaban, o despreciaba mis elogios "porque seguro que se lo decía porque era su mamá", me hizo de padre? ¿Mi hijo mayor,dejó en algún instante de ser lo que es,mi propio hijo, ese que uno reconoce entre millones,ese que se distingue sin ambiguedades entre todos? Esa es la pregunta. Esa es la pregunta para la cual mi hijo mayor cree que encontró una respuesta. Mi hijo mayor que vivió conmigo hasta los 16 años(él dice que hasta los 15), exactamente hasta diciembre, finalizando el tercer año de la escuela, que repitió habiéndose llevado nada más que tres materias... Mi hijo mayor al que adivino,conozco y reconozco, que no comete actos que puedan sorprenderme,que es absolutamente previsible porque lo conozco y reconozco, navegante confeso entre el Ser y la Nada, entre la ciénaga y la cúspide, ácido Macedonio,desesperanzado Erdosain, ingenuo Superman de historietas..., mi hijo querido al que sólo él podrá salvar de su propia angustia, la única causa que me queda sin ordenador a la hora de sufrir la mia.
La vida no es paralelo:"En cada elección,uno también elige el resto de su vida".La vida es- según los márgenes que algunos tenemos para timonearla-exactamente la que es.
Cuando mi hijo mayor tenía apenas 3 ó 4 años terminé internada-por circunstancias que no mencionaré ahora- bajo una carpa de oxígeno. Me obligué a no morirme en esa noche fría y horrible. Me ordené a mi misma controlar el flujo de mi sangre y mi oxígeno. Me ordené no entregarme. Pasé toda la noche haciendo ejercicios mentales en griego( es para lo único que me ha servido el griego) para no pensar en la enorme soledad que es para un niño una madre muerta. Sobreviví. Sobreviví a esa noche y a muchos otras más.Sobreviví,y tal vez me queden algunas más de "Nocturno hindú", a lo Tabucci(porque las pocas veces que mi hijo adulto me ha hecho regalos,me ha regalado libros para adultos). Porque Matilda en un tapper no es juguete, ni tampoco un regalo. Mi hijo adulto la dejó "guardada" ,"prestada", casualmente en el lugar donde yo vivo.
Algún día mis dos hijos hermosos a los que nunca les ofrecí de modelo una "familia tipo", a los que no les elegí padres que pudieran ofrecerle "una familia tipo", tendrán su propio tipo de familia. Ojalá puedan elegir a quienes sepan amarlos con paz, ojalá no tarden todo lo que yo tardé en encontrar la medida exacta de esa paz, ojalá algún día quieran tener hijos yesos hijos sean inteligentes y bellos como ellos son.
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