Cuando está en juego algo tan sagrado como intangible a la hora del reparto de los beneficios, tal como es "la Nación", "la patria" que flamea según cual sea el color y el idioma de su bandera, los más recónditos y ancentrales sentimientos se re-actualizan, la historia(que siempre es la historia de la lucha de clases) se acelera y cobran insospechadas dimensiones.
Confieso que detesto los mundiales y ese climax de "no respire" que se genera como si de verás lo que estuviera en juego tras una pelota,fuera ni más ni menos que la gloria, al menos en el sentido en que yo comprendo "la gloria",que está visto, no es ni el único ni mucho menos el que más votos ni voluntades acarre.No puedo,no pude comprender,los negocios cerrados, las obras paradas,las clases suspendidas en escuelas enteras, los bares a pleno, la gente en las calles amontonada tras las pantallas, los empresarios y los obreros juntos alineados(alienados)tras de los televisores que re-trasmiten y re-trasmiten el fenómeno. O mejor dicho,si puedo comprender,si pude comprender, si comprendo que es el manto acogedor de la bandera que nos cubre "a todos", sin diferencias de clases, ni religión,ni ubicación geográfica y lo que no puedo, eso sí que definitivamente no puedo es ACEPTAR ESA MENTIRA cuya dimensión,no obstante,no deja de asombrarme.
Pero cuando pasé casi todo el mundial a salvo de cualquier emoción mayoritaria, es decir, al margen del nacionalismo enfermizo y estaba a punto de declararme orgullosamente marginal y de un probado internacionalismo a ultranza, va que la selección pierde como pierde, a lo perro,4 a 0 sólo por demostrar una vez más que los alemanes son una raza históricamente superior,bien comida y bien comiente, imbatibles, y "nuestros muchachos",cada uno de los cuales gana por día lo suficiente como para resolver todos los problemas económicos mios y de mi familia por varias generaciones,y los de unos cuantos millones más de con-ciudadanos, lloran con ese sentido llanto argentino ante cámaras, se abrazan desolados, desesperados,renuncian, se ponen a disposición del gran pueblo argentino ,salud y regresan cabizbajos y meditabundos al terruño.Digo, y fue entonces, al comprobar comparativamente el recibimiento que los perdedores de cada uno de los paises, sin ir más lejos, los que más cerca están,los brasileros recibieron al llegar a sus paises,los insultos, los empujones, los descalificativos , tan en contraste con el cortejo multitudinario de recibimiento entre banderas celestes y blancas, y gorritos, y cornetas y carteles de bienvenida que tuvieron en esta patria "nuestra" ,de nuevo "nuestros"muchachos, y el Diego, el Diego no se va, el Diego es la mano de Dios, y Dios es argentino pero atendió en otro lado, que va a hacer, esa fiesta del rencuentro y la esperanza porque ganamos perdimos, el baile se lo dimos, y que va a hacer, dieron lo mejor de sí, los muchachos están tristes, a la Pulga no se le dió,el futbol es así, "Maradó, Maradó", "Argentina,Argentina", que me confieso nuevamente, confieso que he llorado y aunque no podría explicar bien por qué,que duda cabe que este pueblo es un pueblo absolutamente especial, fuera de serie, con comportamientos absolutamente fuera de toda previsibilidad, aunque seguro,alguna explicación racional habrá para todo esto.
Diego es un negro que llegó, ¿eso quiere decir que en este país está habilitado el ascenso de los negros?Diego llegó y dice y hace lo que quiere(incluso muchas cosas que a todos nos gustaría hacer):Se abraza con Fidel, se abraza con las Madres, se codea con los presidentes,se bandea con las drogas, se rehabilita y recae, se rehabilita de nuevo y ahora "que se la chupen bien chupada"...
Diego es un poco de las más rebeldes versiones del ser nacional, pero igual.La desmentida de Fernández de que Diego sería candidato a diputado, me da entre risa y miedo. Ciudad de pobres corazones y degradadas ideas.Ciudad,ciudades de pocos ideales y de miseria sin fin.Que lejos, que lejos está mi tierra, y sin embargo,que cerca.
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