El Consejo Deliberante no tiene para mi, votadora compulsiva en blanco,otro posible recorrido de recuerdos. Uno de los más nítidos, es de exactamente el día anterior a que naciera mi hijo. La inflación había surcado de marchas los barrios y desde Plaza Sarmiento llegamos al Consejo en un cacerolazo.Cacerolazos, recuerdo los del 89, antes de los saqueos y después, ya no hubo.El calor de los barrios, los bombos, la lucha... La lucha,la lucha ,la sensación de que la lucha era justa, unitaria, construida y el triunfo posible, anulaba cualquier temor, aún en una circunstancia personal como esa.
Como postales aparece después el 2001. Las puertas cerradas del Consejo y esos muchachos abajo de una bandera argentina y algo borrachos, queriendo voltear las puertas.Una guardia de policías hambrientos que ya se habían cobrado en esos días tantos muertos, fue evitada por los que en ese momento, como yo, pensamos ¿después qué? Como una patética postal de la degradación de la lucha, finalmente, la puerta se quemó hace unos años. No sé que cosa estudiantil ni por qué creerlo. Entrar, volví a entrar el año pasado. Curiosamente la seción se dedicaba al rosariazo, quién lo creería, ya a honrar a sus gentes... Hoy volví.El Consejo dsitinguía a Norma Ríos, luchadora indiscutida de la causa de los derechos humanos. Soslayo, disimulo, olvido, atenúo toda diferencia. Avanzamos un paso, retrocedemos cuántos...
Si las cosas hubiesen sido distintas...pero no lo fueron.Pero son como son, apenas , un manojito de conquistas, y tanto todavía por hacer.
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment