detesto la navidad...

sin atenuantes,sin tapujos,sin medias vueltas,sin reparos,sin atajos.
La detesto cada vez más,más voluptuosa,más pasional,más racional,más lejos.
Y ya no porque nunca más tendré esa navidad de regalos sembrados en el living donde había muchos para mí,pero yo recuerdo para siempre un anillito de piedra azul de vidrio como aquello de lo que ya no es posible separarse.
Y ya no porque no soy una niña. Y ya no porque no soy la adolescente que fui, queriendo, ansiando ser otra que no le permitieron ser. Y ya no porque tuve que inventar navidades para mis hijos y adornar de guirnaldas la casa y esmerarme en sustituir lo que de todas formas no podía ser sustituido. Y ya no porque me di por vencida algunas veces, y acepté la rutina de los encuentros no queridos. Y ya no porque mi "familia" interna es otra,caprichosamente compuesta ,irreconciliable entre sí misma al punto de que ya ni siquiera lo intento. Y ya no porque sienta que algo del "amor " sucedió, adquirió otra dimensión,más extensa y más ardua.
Y ya no porque de todos modos recorreré las tiendas y compraré regalos y no espere sorprenderme con ninguno de los que yo reciba. Y ya no porque tanta gente no está,tanta gente pasó sin remedio,la olvidé,no me acuerdo,no me encuentro allí donde en algún momento estuve.
Siempre hubo guerras ya lo sé. Siempre hubo pobres,ya lo sé. Conozco los pobres,las miserias,las angustias,las faltas.
Siempre hubo ese dolor concentrado y constante. Siempre hubo la obstinada crudeza de los que no se resignan.
Una noticia en el diario es peor que la más inhóspita certeza: Cortaron calles por una navidad digna. Pero los 180 bolzones no crecieron. Los comerciantes desalojaron la ruta(querían una navidad digna). Para muchos no habrá regalos. Para muchos, ni siquiera el mendrugo. Odio y me odio en esta incoherencia complaciente.De última,me adapto por "los mios",pero los mios son también aquellos que me quedan lejos, para los cuales no hay consuelo. Pero lo mio que da más allá, en el cielo transnochado de las utopías, en la amargura que me sostiene el alma.