Sunday, January 22, 2006
paseo mi ciudad
como una extraña,extranjera,ajena de mí. Recorro puestos de artesanos, indago el gusto del café y me bebo el río desde la boca del puente. Le temo, porque no, a tanta inmensidad. Recuerdo este lugar "antes", pura barranca y rancheríos de los pescadores. Recuerdo la bajada ,medio playa perdida ,con mi hijo pequeño y con su padre, pero me recuerdo aún, antes de eso, pequeña yo misma. ¿es más lindo el paisaje? El río es siempre de sospechosa quietud...invariablemente me remite a "El viejo y el mar" y aunque no haré de seguro, nada más que mirarlo, me parece posible que me trague. Este paisaje no es el mismo. A la gente de por aquí "la fueron", avenidas y bares "bonitos" sustituyen el ayer. Como relámpagos se me cruzan otros . El balneario siempre estuvo allí,para mí, insistente de noche(bicho de noche,detestaba el sol, diría, ya ni immsomio me queda) en toda la intensidad de los diálogos de amores cruzados e imposibles. Ajena de mí me aferro a la mano que me lleva. Si esta soledad apareciera en la noche, sería grito. Tengo una fuerte mano de la cual asirme, vuelvo a ser pequeña y casi vulnerable.
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